
Escapar
Escapar. Dejar todo atrás. Olvidar el miedo. Aprendamos a disfrutar de cada placer. No obviemos lo obvio y permíteme conocer cada lunar de tu cuerpo, jugar a construir constelaciones con mis dedos en tu espalda y despertarte con mis labios por tu torso cada mañana. Permíteme dormirme abrazada a ti, notando cómo me acaricias el pelo. Permíteme llamarte de mil formas cada día, pero nunca te olvides de que somos únicos. Permíteme colarme en tus sueños hasta que pueda colarme en tu cama. Permíteme ponerme tus camisetas para sentirte más cerca aunque estés lejos. Permíteme causarte ojeras cada noche que pases a mi lado. Permíteme solo callarte para besarnos. Permíteme reírnos cada día más y mejor que el anterior. Permíteme dejar de contar los minutos juntos para contar los momentos. Permíteme emborracharme contigo de amor. Permíteme. Permítenos.
Eso pensaba hace unas semanas, hasta que me di cuenta de que nada se tiene que rogar y que todo fluye. Y, nosotros fluimos, pero en sentidos opuestos. Ahora escapo sola, porque para apreciar la luz hay que vivir la oscuridad y yo vivía en una cueva de la que no quería salir. Zona de confort, supongo.
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