
Primer disparo
Todo está bien, creo que aún puedo sobrevivir. Irrumpes de la nada. No haces ruido. No lo necesitas. He estado buscando cualquier razón para odiarte pero no lo consigo. Y así es mucho más jodido olvidar aquello que nunca se ha tenido, incluso cuando has creído que lo tenías. Como niños que somos, queremos más. Jugamos a juegos idiotas. Empezamos jugando poco, siempre sabe a poco. Ponemos nombre a nuestra descendencia. Buscamos tiempo en donde no lo hay para tratar de hacer lo que más nos gusta. Al principio no son más que unos minutos al día. Esos minutos empiezan a ser dos horas, y esas dos horas acaban siendo noches jugando a dibujar la vida que nos hubiera gustado tener juntos. Descubrimos cosas juntos. Descubrimos sentimientos que parecía que se habían ocultado para no volver a aparecer nunca y aparecen contigo. Porque realmente yo lo creía así. Pero todo este tiempo estuve engañada. Jugamos, pasamos el juego y, como a cualquier niño, se nos volvió aburrido.
0 Comentarios