Ya no

Sé lo que estás haciendo ahora mismo. Tu gata está observándote decididamente mientras tú, tumbado boca arriba, orientas tus pies hacia el sur. Podría apostarme algo a que tienes los pies cruzados y que llevas más de 37 minutos en la misma postura, estás esperando algo que no llega. Tal vez estás pensando en mí, pero nunca lo sabremos.

Puedo saber a qué hueles cuando se te olvida echarte colonia, creo que reconocería ese olor entre cientos. Ya conozco cada una de las muecas que haces cuando llevas las gafas y se te caen. He recorrido tu interior saltando de cicatriz en cicatriz. Podría reconocer tu humor de enfadado entre los miles de humores que tienes y sabría decir lo nervioso que estás con tan solo rozarte el cuello. Y sin olvidarme de la sensación que me invade cuando paso mis dedos por tu pelo, creo que la sensación se parece un poco al cielo. 

Recuerdo el tímido roce de tu boca por los distintos rincones de mi cuerpo, pero ya nadie me sorprende por detrás cuando voy caminando por la calle. Ya no voy agarrada de alguien como una niña que solo piensa en no separarse por si se pierde. Algo ha cambiado, ya nadie me da besos en la frente ni me aprieta contra su pecho. Ya no hay planes de fin de semana ni videollamadas antes de dormir. 

0 Comentarios